Wednesday, November 5, 2008

Deplorable





Érase una vez un niño, pero maduró.



La risa de un bebé se convierte con el tiempo en el rugido de un león.


© 2008 Montxo.

Monday, August 18, 2008

Oh, pobreza...




La elegante dama que se acercaba parecía una buena oportunidad para pedir limosna. Ensayé varias sonrisas para complacerla recordando las palabras de la abuela:
–Chaval, no se cazan moscas con vinagre.
No es que entienda bien pero si las moscas son como yo, seguramente no beberán vinagre.
Al pasar a mi lado le dije con voz segura (la abuela dice que ser plañidero ahuyenta a la gente, tampoco entiendo bien pero parece que no debemos llorar en público) y pobre naturalmente:
–¿Podría ayudarme para comprar comida?. –Observándome desde su parapeto de pieles me dijo:
–¿Comida?. ¿Es que no has almorzado hoy?.
–Sí señora, –respondí educadamente, –dos tazones de té con las bolsitas que nos regaló Don Matías antes de ayer y que estamos usando desde entonces, –la abuela me dice que siempre es bueno decir toda la verdad.
La mujer arqueó las cejas y mientras dejaba caer unos céntimos en mi mano murmuró:
–Tazas de té... bolsitas usadas... ¡Qué mundo éste! –y me aconsejó: –Niño, dile a tu madre –(pobre, no sabía que mi madre está comprando verdura desde hace dos años y aún no regresó, aunque esperamos que pronto encuentre lo que le guste y vuelva) –que te proporcione chuletas en lugar de té, es más alimenticio.
¿Por qué se empeñarán en usar palabras que no entiendo?
Oh, pobreza...
Varios días después la volví a encontrar y al verme me preguntó:
–¿Has comido chuletas esta mañana?
No queriendo contrariarla le contesté educadamente:
–Sí señora, –me miró satisfecha y averiguó: –¿Cuántas?.
Respetando las enseñanzas de la abuela de decir siempre la verdad, le contesté:
–Dos tazones...

Música religiosa 'Oh, pobreza' por el coro "Amanuensis" de la capilla Saint Honoré.


© 2008 Montxo.

Sunday, August 10, 2008

¡¿Por qué?!



La noche me envolvía en sus susurros, la hojarasca del tempranero otoño crujía bajo las desgastadas suelas de mis zapatos mientras un lejano cuclillo ambientaba con su melancólico reclamo el añil del firmamento.


Los recuerdos se agolparon en estampida y entonces golpeó el dolor de la soledad doblando mi espíritu con el impacto de un cansancio de vivir irremediable y artero que se fundía en la agonía de una tormenta de congoja dejando un vacío insondable en medio de mi pecho.


higuerasmall


Me detuve vacilante bajo la vieja higuera retorcida oteando el pasado para volverla a ver, aunque fuera una vez más pero sólo el recuerdo de su lívida tez y la tos amortiguada por el bello pañuelo de seda surgieron en mi afiebrada mente. Sólo eso, su pálido final y mi desequilibrio entre el dulzor de la ternura del antes y la amargura desgarrante del después.


Y ahora la terrible espera… el trabajo profundo del tiempo que al permutar el lacerante dolor presente por un espacio de vida indiferente, casi eterno, traerá el olvido o no lo hará y dejará los tejidos de mi alma ajados y harapientos, sin sentido ni razón. Y en medio del aturdimiento de ese remolino, la voz ululante del viento permanecerá gritando la pregunta sin respuesta…

Cigliola Cinquetti canta con su dulce voz un éxito de los '50 "Dio comme ti amo".




© 2008 Montxo.

Wednesday, August 6, 2008

Transformación





Los últimos rayos del sol se apresuraban por debajo del horizonte...

De pronto despertó, no podía recordar nada, un inmenso vacío parecía ser el único habitante de su mente.

El gusto pastoso que atenazaba las profundidades de su boca y se prolongaba hasta más allá de la garganta se imponía con primacía por encima de toda otra sensación.

Se asombró del incómodo bienestar que se expandía por todo su cuerpo. Estaba completo, contenido pero… insatisfecho. Tenía sed.

Como un destello de luz una imagen cruzó su mente y desapareció, el animal se había arrojado sobre él con una ferocidad increíble, seguramente el recuerdo de una pesadilla.

Levantó su cuerpo esforzándose casi sin esfuerzo… ¡Qué extraña sensación! sentía que se movía de manera fluida, como melaza; ocupando el siguiente lugar antes de llegar a él.

Se deslizó hasta el cuarto de baño, encendió la luz y se miró en el espejo.

El espejo no le devolvió la mirada.







Escuchamos un fragmento de la canción 'Bloodletting' Vampire Song interpretada por Concrete Blonde.


© 2008 Montxo.

Cooperación

La tierra, yerma y estéril, se desplegaba por interminables distancias. Su cuarteada superficie hablaba de soledad y quietud. La entropía absoluta reinaba; única consorte de un inútil existir sin futuro.



El cálido aliento de una brisa pesada y desvalida se desplazaba indolentemente por todo el reino y el sueño de la inexistencia parecía tomar consistencia en su vaporoso hálito.

El tiempo perdió sentido y su vector dejó de ser reconocido por diferencias entre instantes continuos. Solamente una eternidad sin gloria resplandecía en la moribunda realidad.

De pronto, el horizonte arremolinó oscuridad y en una acción casi imposible el cielo se pobló de masas húmedas cargadas de poder y fortaleza. El frío y veloz viento de altura, olvidando a su lento hermano de superficie, corrigió las formas de grandes nubarrones conformándolos en los yunques de los nimbos ahítos de humedad.





La tormenta se descargó sobre la tierra muerta y su mano de agua acarició la triste y dura piel que se abrió gozosa al fértil abrazo del aguacero. Matrimonio dulce y sutil que engendra un retoño de esperanza para un futuro que desesperaba de vivir.




Sobre la calma vuelta, la tierra preñada del agua vital deja nacer de entre sus entrañas la prueba evidente de que la vida es resultado de dos que cooperan para alejar la futilidad de la soledad y permitir dar al mundo la belleza de una mata en flor.


© 2008 Montxo.

Caridad





Metí la mano en el bolsillo; además del grillo que adopté anoche encontré la moneda de diez céntimos que me dio el abuelo, estaba algo embadurnada por el dulce de manzanas del apfelstrudel que me sobró del desayuno servido por la abuela pero en perfectas condiciones de uso.

Volví a mirar la enorme canica de vidrio que me observaba como un gran ojo solitario y triste. Sentí una inmensa pena por su soledad, aplasté la nariz contra el vidrio del escaparate y le pregunté:

¿Quieres venir conmigo? –Ella aceptó ansiosamente moviendo seductora las nubecillas amarilla y de variopintos azules en su interior.

Pensé: –Pobre grillito, acompañado de una moneda insípida y sin vida, ¿no preferiría tener de amiga a la gran canica?

–¡Seguro que sí!, –me respondí y sentí una inmensa satisfacción de poder realizar tamaña buena acción. ¡No hay nada más bello que ser una buena persona!


Fragmento de "Moria" una canción tradicional celta en los instrumentos de "The Brobdingnagian Bards"



© 2008 Montxo.

El misterio del bien




No alcanza una vida entera para comprender la fascinación del mal.



Haz siempre el bien, eso dejará algunas personas agradecidas... y asombradas a las demás.

Samuel Clemens (Mark Twain)



Un fragmento de "The one Unforgivable Sin" ejecutada por la fanfarria Exeterra Nuk


© 2008 Montxo.

Margen de duda


¿Es verdad que los ombligos de Eva y Adán debieran definir la naturaleza humana?



© 2008 Montxo.

Vida

Relato oligofrénico, lleno de nada y cuyo resultado final es nada.

Pero... no existe una que no haya dejado su impronta en el tejido del tiempo.




© 2008 Montxo.

Mecánica Cuántica






Antes de desaparecer nos envuelve un fragmento de 'Consumite Furore' de la obra "Phantasmagorias"




© 2008 Montxo.

Friday, April 25, 2008

Vivencia






Seré escritora, se dijo la alondra, la frase se expandió en su mente reverberando en todos los rincones de su mística interior. Y lo fue, sus escritos llenaron el espacio de vida que le fue adjudicado.

Luego vinieron las golondrinas en bandadas.
-El estilo gorjeó una, –no llena las expectativas.
-No, no trinó otra, –no es el estilo, es el uso de los subjuntivos.
-Al contrario pió una tercera, –se trata de la conformación de pleonasmos lo que desconcierta al lector.

Ante esta algarabía guardó silencio, miró complacida la intensa marea de creatividad que surgía de las profundidades de su ser.
Se preguntó ¿por qué y para qué escribo?
La respuesta surgió desde la profundidad de su alma, inexorable, llena de luz, como es siempre la verdad…



Un fragmento del concierto No. 21 de Amadeus Mozart refleja la maravilla que es la inspiración.


© 2008 Montxo.

Wednesday, April 16, 2008

¿Progreso?





Salió de la cueva y observó que el huerto estaba desatendido, su mujer tenía ocupada la jornada con el cuidado del pequeño y él debía cazar para comer, se le echaría a perder la verdura… ¿Qué hacer?


Mirando a su alrededor vio a uno de los vecinos que vivían bajo los grandes helechos tratar afanosamente de obtener unas hojas mustias de las lechugas silvestres. ¡Pobre hombre! no tenía albergue ni siquiera un bocado decente para llevar la boca. ¿Pero y si…? Se acercó y le ofreció una col si atendía el huerto, el hombre aceptó…


¡La clase proletaria había nacido!



Fragmento de "De qué lado estás" compuesta por Florence Reece y ejecutada por Peter Seeger





© 2008 Montxo.

Sunday, March 30, 2008

Resultado


La ecuación se extiende hasta el infinito, me aproximo al límite, casi puedo verlo…

¿Por qué no parece acercarse?, ¿es que siempre hay un punto más hacia el cual caminar?

Temo y, a la vez, no resisto el ansia por llegar.

Si desaparezco, recordadme: Me llamo X y tiendo a cero.



© 2008 Montxo.

Saturday, March 15, 2008

Futuro imperfecto




La vi por primera vez en marzo de 1960 al salir de la Catedral envuelta en su pequeña y aburrida bufanda color gris.

Quedé poco menos que sobrecogido ante la inocente belleza que no sólo tenía que ver con su físico sino que emanaba desde la propia aura de mujer. Traté de acercarme pero desapareció entre la multitud con cortos y presurosos pasos.

La segunda vez sólo fue un breve atisbo de su gentil figurita al pasar del transporte público.

La tercera me encontró desprevenido al abrir la puerta del taxi que yo estaba por abordar y ella abandonaba, la sorpresa fue paralizante y cuando me recobré ya se había perdido nuevamente entre la multitud.

Los años pasaron, perversos, despiadados y la cuarta vez que la vi fue en el hogar de ancianos que compartimos en la ciudad de Burzaco.

Fragmento de la banda de sonido de la película "Misión Imposible" por y de Lalo Schifrin.



© 2008 Montxo.

¿Silogismo o Sofisma?

Somos una especie gregaria
Escribir es un vicio solitario
El escritor es un vicioso o un misántropo.



© 2008 Montxo.

Sunday, March 9, 2008

Irreal

–¡Es azul! –dijo el poeta.
–¡No! –respondió el rocío–, yo vengo de allá y no lo es.
–¿Entonces, qué es lo que veo? –El poeta se negaba a aceptarlo.
Tu esperanza.
–¡Mi esperanza es verde, niño! –La lógica era evidente para el poeta.
¿Verde? –el rocío sonrió con dulzura–. Los colores –dijo en un susurro antes de evaporarse–, ¡son tu ilusión!



© 2008 Montxo.

Thursday, March 6, 2008

Ensueño

El silencio del Paraíso preconiza su vacuidad. La espada de fuego en la entrada impide el retorno de sus antiguos moradores. Un siglo y otro siglo deberán pasar durante siete eones y un eón antes de que el sueño termine y la humanidad unida a su verdadera esencia abandone el exilio de la realidad.

...Y para entonces los labios de Adán pronunciarán “Eva” sin que en su alma resuene el eco de «Lilith».





© 2008 Montxo.

Estigia

El dolor plegó sus velas, la muerte tomó el timón.





© 2008 Montxo.

El Deseo de la Colinas Eternas

¿Cuándo se cumplirá el deseo de las colinas eternas?

Los días, como dice el muy conocido adagio, pasan como arena entre los dedos.

No me quejo, es rápido el paso del tiempo pero no tan rápido como puede desear una alma ligera poseedora de un par de alas infinitas. Pasan cosas pero nada cambia. ¿Recuerdan la vieja ley gatopardista?: Cambien todo lo necesario para que nada cambie.

Es sorprendente cómo, después de siglos, los seres humanos mantienen las prácticas de explotación (¡palabra maldita!), la indiferencia y el odio hacia su misma especie y lo que es peor, no parece haber señales de cambio.

Aun si todas las personas del mundo, entre las que me incluyo por supuesto, y estoy siendo generoso al darnos el beneficio de la duda; aun si todas las personas del mundo se ponen de acuerdo que somos gentiles, amables, misericordiosos y con el corazón lleno de buenos sentimientos para con nuestro prójimo, el mal se desplaza rampante en todos los lugares y esquinas de éste, nuestro pobre planeta.

Siendo optimista podemos creer que la cizaña y el trigo crecen juntos pero la realidad nos muestra que la fragancia de la cizaña llena los rincones de la Tierra.

Supongo que debemos soportar y esperar pero no es fácil. Las canciones de la Sirenas son cada vez más fuertes a medida que el tiempo pasa. La sociedad sigue pasos alejados de aquellos collados y valles que aprendimos a llamar nuestros y cuando el paisaje cambia tan radicalmente nos preguntamos:

¿Tenemos razón?,

¿vale la pena arrostrar esta soledad y este dolor?

Pero cuando recordamos que somos sólo un pequeño bote en el dolido, oscuro océano de la realidad una respuesta viene fácil a la mente: «así es como es, no hay forma de evitarlo, debemos aceptar la soledad como nuestro medio ambiente natural, no importa cuán ruidosa es nuestra existencia, todo ocurre a nuestro lado, nunca dentro nuestro».

Estamos aquí pero no pertenecemos a aquí, no como una sólida parte de la fiesta que vivimos, solamente como accesorio necesario. De modo que debemos disfrutar lo que haya para disfrutar y soportar lo que sea que exista para ser soportado.

Sí, claro, pero de todos modos ¡es un bocado difícil de tragar!

Sin embargo, pensando un poco...

Y si...

¡¡Oh, vamos!!

¡Pero puede que...!





© 2008 Montxo.

Micro_bío (El don) (Última parte)




Los años se fueron y un día, para mi confusión otra vez, se me informó que ya no pertenecía al ruedo de los que calientan sus huesos alrededor de la fogata de la vida. Até mi bagayito con las pocas pertenencias que me quedaban: algunos recuerdos borrosos de manos cálidas que ya no sabía a quien pertenecían. Y con una sensación de liviandad comencé la travesía hacia allá.

Luego de un atemporal viaje me encontré en una planicie casi viva al compás del viento que movía los tallos de los dientes de león. Los colores danzaban entre el cielo y la tierra dejando estelas de matices que provocaban aromas en los ojos y la inmensidad cabía en el hueco de mi mano como si el infinito se arrellanara entre mis dedos para confortar esa cotidiana soledad que me arropó en vida.

Rápidamente me quité el calzado y comencé a caminar por el suave césped que alfombraba el suelo. El contacto de la gramilla y la tierra con mis pies me revelaron un secreto nuevo: había llegado al hogar… no, al Hogar.

Comencé a correr y a saltar por sobre las matas, ahora mi cuerpo me seguía alegremente. En un momento sentí la urgencia de tenderme sobre la grama tan largo como era y debía serlo mucho porque no alcanzaba a ver mis pies. Miré el cielo, las nubes eran tan bellas que quería cantar y contar todo lo que sentía para que mis hermanos me acompañaran en esta extravagante experiencia.

Entonces lo supe, tendría que cantarlo, tendría que escribirlo. Y vino a mi mente una frase leída hace muchos años, no recuerdo donde: «si no os hacéis como niños...»

Ése había sido, ése es, mi don, el hacerme como un niño, toda mi vida fue así, plena y llena de gracia. Lo entendía ahora y quería transformar ése, mi don, también en mi legado.

Tomé una delgada espiga de diente de león y mojando su punta en algunas gotas de rocío que se balanceaban sobre las hojas comencé a delinear mi tragicómica historia y su secreto para que, si hay quienes se preguntan aún que cosa les tocó vivir, puedan encontrar, al menos, una brújula que les indique que siempre hay una razón.

Y otra vez mi ingenuidad y mi ignorancia me hacen creer que tengo madera de escritor y que estas palabras van a llegar al corazón de mis hermanos lectores...

Los acordes de "Ausencias" de y por Astor Piazzolla enmarcan con increíble justeza el texto de este minicuento.


© 2008 Montxo.

Micro_bío (El don) (Primera parte)



Todo comenzó al principio.

En un momento de confusión fui informado que había nacido.

El hecho ocurrió, hace años, en una pequeña isla del Mediterráneo de nombre impronunciable: Ghawdex y aunque me aseguran que estuve presente en el evento, debo confesar que no lo recuerdo. Se me bautizó y dicen que en ese momento el agua se evaporó de la pila bautismal pero presiento que es una exageración.

Desgajé la niñez pétalo a pétalo, resolviendo la realidad como a un rompecabezas tridimensional desplegado sobre las eternas colinas de la aldea natal.

La pubertad y adolescencia me asaltaron sin aviso, haciendo presa de mi inexperiencia y juventud. Reparé mi rasgado tejido interior repartiéndome entre los angustiosos momento de voz blanca y barítono desafinado con la gracia de un diplodocus y un tábano tratando de realizar el pas de deux de los cisnes negros.

Finalmente el tiempo determinó que ya era adulto pero mis entrañas no lo sabían, es que la adultez es un estado de ánimo no una cronología. Mi rostro me salvó… Parecía adulto.

Durante algún tiempo traté de salvar al mundo pero luego me enteré que había llegado tarde, bastante tarde.

Enancado en el tiempo me dejé llevar; las voces desgarrantes del Mistral y el gélido aliento del Cierzo acompañaron mis recuerdos al abandonar el acogedor mundo del Mare Nostrum y el universo se abrió ante mis azorados ojos de chiquilín con apariencia de adulto.

Esa misma inocencia e ignorancia fueron mi salvación, nadie podía creer que fuera tan perfectamente imbécil (la perfección no existe, salvo en casos especiales como el mío) y ello los llevó a urdir historias de conspiraciones a las que me sumaban, a veces como aditamento necesario y otras como eminencia gris, suponiendo aviesas y ocultas intenciones en la prosecución de inconfesables fines. El temor que esto les provocaba los obligaba a presentarme un respeto que no sentían pero también me guardó de males mayores.

Así volé por sobre las miserias humanas, mías y ajenas, llenando mi vida con arias y lecturas que a la manera de ángeles guardianes arroparon mi alma y le permitieron ser feliz aun en medio de las más crueles vicisitudes.

De pronto me encontré con que el tiempo decía que ya era un anciano y para mi desazón mi cuerpo también, cada vez que le proponía: «corramos hasta aquellas matas y saltemos sobre ellas», mi cuerpo respondía: «quién, ¿¡yo!?» Y así, el chiquilín interno se encontró solo: los ancianos no lo comprendían, pensaban que estaba loco y los jóvenes no lo entendían, pensaban que era un orate.

Nuevamente la ingenuidad y la ignorancia vinieron en mi ayuda, al mirar a mi alrededor encontré mi experiencia en lenguas, ganada en años de viajes alrededor de este desvencijado planeta y se me ocurrió que podría trasvasar culturas y acervos de idioma a idioma. Con la desaprensión y libertad de la juventud me lancé al ruedo y la suerte que como mujer que es le agrada la ingenuidad y los bebés me recompensó haciéndome sentir culminada mi intención, que en realidad es todo lo que hace falta para sentirse exitoso.

(continuará)





© 2008 Montxo.

Anhelo





Mi poesía es un sueño de gorrión observando volar a un halcón peregrino.





© 2008 Montxo.

¿Había una vez...?

Estaba tratando de decidir si comía una tostada o un bizcocho de chocolate y nueces con el desayuno cuando note un montón de ideas en el piso de mi mente.

¡Producto del desorden de Elfo, por supuesto! Jamás desparramo ideas por el piso, me es más fácil mantenerlas en orden y archivadas.

Cuando me acerqué al revoltijo (una forma de decir, por supuesto, ¡ya estoy bastante cerca de mi mente!), pude ver su pequeña cabeza emerger del montículo.

–¿Qué estás haciendo? –le pregunté confundido como siempre que me enfrento a las actividades de Elfo.

–¡Había una vez...! –dijo enconadamente.

–¿¡Qué!? –Sé que no es una pregunta original pero es lo único que se me ocurrió en el momento.

–¿De donde vienen esas palabras?: ¡Había una vez...!

–¿Nunca pasa que «¿Había hoy? o ¿Había ayer?... ¿Por qué no?

–¿Sabes por qué? ¿Eh? ¿Lo sabes?
– soltó todas estas oraciones juntas como si fueran una sola.

Evidentemente Elfo estaba en uno de esos berrinches contra... ¡nada!

Traté de ignorar sus intentos de discusión pero, como siempre, no pude. Se me acercó y colocando su nariz mental contra la mía volvió a la carga:

–¿LO sabes?

–¡No!, no lo sé, –dije tratando de ver por encima de su hombro si había alguna buena idea acerca de elegir una tostada o un bizcocho de chocolate, aun sabiendo que no habría forma de disuadir al pequeño granuja de continuar una vez comenzada una escaramuza.

–¿Y bien? –dijo con las manos en jarra, –¿qué piensas de esto? ¿Donde crees que se originó la frase?

Tratando mantener un perfil bajo volví a contestar:

–¡No lo sé!

–¡No lo sé! –¡No lo sé! –Me imitó como tiene por costumbre. –¡¿No puedes mostrar un poco menos de idiotez y darme una respuesta lógica?! ¿¡Para qué tienes todo eso que llamas cerebro!? ¿¡eh!? ¿¡eh!?

Tuve que renunciar, no se puede ignorar una espina en un ojo.

–Mira, –le dije. –esas palabras se usan en cuentos de hadas y en canciones de guarderías infantiles como, por ejemplo, las del Mamá Gansa.

–¡Bah!, Mamá Gansa es una gansa, –protestó.

–¡Claro que lo es!, –dije con énfasis.

–¡Y también sus cuentos y canciones! –agregó intensamente.

–¡Bueno, bueno!, –le acepté un poco condescendiente, –olvidemos todo esto. ¿Sí?

–¡¿Olvidar?! ¡¿Olvidar?!, ¡¿sabes que las personas como tú que olvidan todo son las culpables de los mayores males en el mundo?!

¡Me quedé de una pieza! ¡¿Mayores males en el mundo?!

–¡¿De que hablas?! ¡¡Himmeldonnerwetter!! –Cuando comienzo a enojarme asoma alguna de esas palabras alemanas que no terminan nunca. –¿¡Mayores males!?, ¡estamos hablando de Mamá Gansa aquí, no de males mayores!

–Tú hablabas de Mamá Gansa, no yo. Yo estoy preocupado por todo lo que «había una vez» y no «hay ahora».

–¡¿Lo qué?! –(Ya sé, ya sé, no se debe usar «lo» delante del oblicuo «que» pero no me pueden negar que la partícula le da más énfasis a la frase, además bajo la presión del enojo es, digamos, aceptable).

–¡Donde está mi martillo mental! –agregué rabiosamente.

Elfo puso su mejor rostro desdeñoso y dándose vuelta se perdió en el archivo. Yo sé que huía con terror del martillo mental, no sabía qué cosa era eso (yo tampoco) pero sonaba suficientemente impresionante como para hacerlo desaparecer. De todos modos se las arregla para alejarse dejando la sensación de que me ha derrotado. ¡Himmeldonnerwetter, otra vez!



© 2008 Montxo.

Estupor

Mirando su cintura, Adán se preguntó asombrado: ¿¡Dónde está mi ombligo!?




© 2008 Montxo.

Presagio

Frase que suena a heroísmo: «No lloren por mí». Pero en la boca de un Dios es ominosa.




© 2008 Montxo.

Alienación

Desde la sombra la Sibila habló:

Observad a vuestro alrededor, sólo sois embarcaciones que surcan el brumoso mar de la realidad, algunos adornados con luces de colores, banderas y oriflamas, otros con tan sólo las luces de posición y otros más, aun sin ellas.

A veces os acercáis tanto que pensáis poder comunicaros. Enviáis señales desde vuestra cubierta. Pobres, tristes, frenéticas señales enviadas desde vuestra soledad. Os contestan. ¡Al fin, os habéis comunicado! Pero… ¿lo hicisteis? Cerca, estuvisteis cerca; sin embargo, jamás podréis abordar ese otro barco, nunca sabréis quien reside en ese puente.

–¿Por qué estáis enajenados de este modo?

¿Cuál es la razón de esa severa exclusión?

¿Cómo podréis sentir los sentimientos de otra gente, compartir sus creencias, saber lo que “rojo” significa, realmente significa, en sus mentes?

Y ¿por qué no podéis hacerlo?

–¿Os habéis preguntado esto alguna vez?

–¡Por supuesto, que no!

–Os conformáis con el premio consuelo de la amistad, la comprensión, el compañerismo y los pobres remedos de eso que llamáis amor: abrazos, besos y el estar cerca pero ¡nunca lo suficientemente cerca!

¡Lamentaos humanos… sufrís y no os interesa el porqué!



© 2008 Montxo.

Tuesday, March 4, 2008

Hoy es el Día del Fantasma

Creí que pensaba esta frase silenciosamente, tratando de crear alguna historia acerca del tema pero para mi consternación el eco de mi mente me devolvió los sonidos.

–¿El fantasma de quién? –preguntó inmediatamente Elfo.

Gemí silenciosamente, ¡aquí íbamos otra vez!

Eh... el fantasma de nadie y el de todos. –tuve que responderle algo. –Cuando hablas del día de la Madre te refieres a ninguna y a todas. ¿esta claro?

Pero entonces, –ahora que tenía un tópico, el pequeño tunante no iba a ser disuadido fácilmente de comentarlo, –pero entonces, ¿cómo es un fantasma?

¡Un fantasma, es un fantasma y nada más que un fantasma! –le martillé, tratando de cerrar la discusión, pero, por supuesto, no logré mi cometido.

¿Cómo te vuelves un fantasma? –preguntó Elfo.

Yo sabía que él sabía, pero como siempre soy masilla de moldear mental en sus manos mentales.

Yo no soy un fantasma, –le dije con firmeza, tratando de desviar su línea de pensamientos.

¡Quizá es más fácil parar la Luna en su viaje alrededor de la Tierra!

Dejó escapar una risita tonta, de colegial, a veces, creo que es menor de edad.

No me refiero a ti, tonto, a una persona en general.

Bueno... primero, esa persona debe morir, –estaba pensando desesperadamente para encontrar una razón que me permitiera terminar la conversación pero no podía encontrar una, –bueno... primero, esa persona debe morir y luego tiene que haber un error administrativo en el manejo de los expedientes en la otra vida; esa persona no puede ingresar al cielo y esa persona tampoco puede entrar al infierno... por lo tanto esa persona se convierte en un... Fantasma. ¡Ahí está! –exclamé pensando que había dado fin al tema. Fue un error.

¿La otra vida? ¡¿Qué quieres decir con la otra vida?! ¡Eso es ridículo!

¿Por qué piensas que es ridículo?

¿Cuándo has estado en la otra vida?

Nunca, –reconocí, –pero por otra parte, ¡no estoy muerto todavía!

No hay otra vida, –dijo, –lo que ocurre es que cambias de carril.

¿Carril?... ¿cambias de carril?, ¡¿qué quieres decir?!

¿No lo ves? –continuó Elfo siguiendo una lógica difícil de interpretar, –una persona debe morir para convertirse en fantasma y por lo tanto debe ir a la otra muerte, no a la otra vida.

Pero, –traté de mantenerme en contacto con la realidad. –¡¿cómo puedes estar vivo en la otra muerte?!, quiero decir... ahhh... ¡¡¡¿otra muerte?!!!

Ya ves, nadie está vivo en la otra muerte. –Elfo sonaba triunfante.

Pero, pero un fantasma... –me detuve al no saber cómo seguir.

Un fantasma es una persona muerta, ¿no es así?

Sí, una persona muerta –dije, dejando de lado todas esas historias de viejas acerca de cosas y animales fantasmas.

¡Ahí lo tienes! –me espetó como si hubiera aclarado todo.

Me tragué un Valium y un Prozac, bebí un vaso de agua y me negué a seguir la conversación...

Justo antes de perderme en la densa bruma de la inconsciencia un pensamiento emergió de mi subconsciente: ¿no sería todo esto una enorme broma, una colosal chanza, fraguada por Elfo?



© 2008 Montxo.

Apuro

La muerte llamó a mi puerta pero yo ya había partido.



© 2008 Montxo.

¿Comida?

–Gachas, –dijo el mesero.

–¿Gachas?, –pregunté yo.

–¡Sí!, –afirmó con tono definitivo y mortal.

Me fui.





© 2008 Montxo.

Fantasma

Está allí, escondido en los resquicios del subconsciente, lo siento crecer, no puedo verlo pero sé que está allí. Me desespera la impotencia, por ahora puedo mantenerlo a distancia pero su presencia me amedrenta y espanta. Allí, allí, acabo de atisbar su presencia ¿¡Qué cosa puede ser peor para un escritor que el temido bloqueo!?






© 2008 Montxo.

Mensaje

Cuando termine de agregar datos presione la tecla Juicio Final.



© 2008 Montxo.

Las comas

Se dice que el cardenal Spellman protagonizó el siguiente diálogo con una persona que se titulaba ateo:

–¿Puede usted demostrarme, racionalmente, la existencia de Dios?, –desafió el incrédulo.

Respuesta:

-En cuanto usted me demuestre, teológicamente, la existencia del átomo".

No sé si esto se desarrolló en estos términos pero si así fue, las comas que encierran los adverbios me producen escozor.





© 2008 Montxo.

Similitud

En un capullo de flor reside toda la esperanza de belleza, aroma y textura que en un amor en ciernes.





© 2008 Montxo.

Monday, March 3, 2008

Moralmente ético

¿Cuál es la diferencia entre la ética y la moral?
Ética: la orden de no comer del árbol del Bien y del Mal.
Moral: la decisión de hacerlo.



© 2008 Montxo.

Imitación

Ricardo es un fanático del ajedrez, su tiempo se divide entre el que dedica a pensarlo, el que dedica a prepararlo y el que dedica a jugarlo.

Sabe que su afición es rica en conocimientos y pretende obtenerlos todos a corto plazo.

Hoy se encuentra enfrentado, como de costumbre, a un tablero devastado y arrinconando al rey oponente con su alfil y un peón.

La sombra de tablas oscurece su discernimiento, observando las pocas opciones que le brinda su bando murmura desalentado: «Un caballo, un caballo, mi reino por un caballo».



© 2008 Montxo.

Tontería Infantiloide

–¿Por qué será, mamá, por qué será
que el mosquito pica y después se va?
–¡No sé, José, no lo sé,
quizá porque la gana se le dé!
–Entonces, mamá, ¿por qué será
que zumba de noche cuando no se ve?
–¡No sé, José, no lo sé,
quizá porque músico se creerá!
–Entonces, mamá, ¿por qué…?
–¡Basta José de preguntar por qué!
–Pero mamá, si no pregunto por qué
¿cómo aprenderé?



© 2008 Montxo.

Beso de Mariposa




El lirio abrió delicadamente los pétalos dejando que la humedad de la aurora se depositara en su corola.

La pureza de la flor y el destello de la temprana luz sobre las gotas de rocío atrajeron a una mancha de color disfrazada de mariposa que se posó suavemente sobre la limpia superficie y abanicó por unos segundos con sus alas como tratando de tranquilizar la florescencia.

Con suavidad desenvolvió su lengua acariciando tímidamente la intimidad del cáliz y produciendo un trémulo movimiento del pistilo ávido de polen.

Mientras libaba el néctar los estambres se estremecieron volcando una fértil nube sobre el carpelo dando paso a la nueva generación.

Luego en silencio cobró vuelo satisfecha mientras la corola quedaba asintiendo suavemente una agradecida simbiosis.

El solo recuerdo del delicado intercambio de besos de una mariposa me estremece profundamente.




© 2008 Montxo.

¡¿Soy un nerd?! (Última)

Elfo había logrado sacarme de las casillas con sus insultos acerca de la ópera y de mis costumbres.

Ya estaba gritando y mis manos mentales eran puños mentales, de modo que luego de la última palabra estaba al borde de utilizar términos insultantes que respeto como tales pero que prefiero no usar, así que cerré mis ojos mentales y comencé a cantar: «Un elefante se balanceaba sobre una tela de araña» para calmarme pero al llegar al séptimo elefante me di cuenta que no funcionaba, seguía tan enfadado como cuando empecé a cantar de modo que cambié de canción y arranqué con: «Frère Jacques, frère Jacques, dormez vous? dormez vouz?». El esfuerzo por pensar palabras francesas hizo disminuir el enojo e inhalando profundamente terminé:

–Hay hermosas mujeres como Dames Kiri Te Kanawa y Joan Sutherland que nos deleitan con sus actuaciones y maravillosas voces haciendo que las palabras del libreto se transformen en un claro batir de alas de mariposas en una «coloratura». ¿Me oyes? ¡Pedacito de una mala palabra mal pronunciada! –Terminé la tirada arruinando la dulce imagen que había creado con esas pedestres últimas palabras.

Levantó la cabeza y mirando por la punta de su nariz me replicó:
–¡Oh bué, eres un caso perdido! –y con eso retornó a esquilmar mis pensamientos.

Tan sólo para hacer valer mi punto de vista encendí mi reproductor de CD y los compases de «Spira sul mare», la dulce canción donde Cio-Cio-San, Madama Butterfly, canta su felicidad por estar comprometida en casamiento con Pinkerton y donde una hermosa Renata Scotto muestra la maravillosa maestría de su voz, comenzaron a diseminarse por la sala.

Y todo estuvo bien otra vez, amacándome en la amorosa voz de « …la fanciulla più lieta del Giappone… venutta al richiamo d’amore (la muchacha más feliz del Japón... que viene al reclamo del amor) retorné a mi usualmente plácida mente.



© 2008 Montxo.

Día de Muertos

La banda ejecuta una marcha fúnebre, el sol descubre el azúcar disfrazado de misterio en las Calaveritas.

La alegría trasvasa sus ardores en las voces de los chiquilines que festejan la llegada de Mictecacíhuatl, sin conocerla.

Me fascina el ambiente, tres mil años de tradición y la mezcla bienintencionada pero contradictoria de los creyentes del viejo mundo.

Las almas regresan a una efímera visita, a una recordación agridulce del ser querido. El dolor se apaña en ese volver momentáneo.

¿Muerte, donde está tu aguijón? Frase antigua y más lejana de lo que creemos. Vencida mil veces, derrotados por ella otras mil. Jusqu'à quand, Éternel?

¡Qué magnífica resiliencia la de la respuesta humana!

Un altar, un pan, una bebida; objetos cotidianos, humildes y conocidos pero exorcistas poderosos del reino de Mictlan. Génesis de la esperanza, así con minúscula, segundo pie del trípode que sostiene nuestra vida.

¿Cómo negar la fe que desde la caverna al lujo edilicio actual nos ha dado razones para volver a la caridad?

Todo esto en dos días de festejos que unen continentes y culturas.

¿Quién dijo que Eva no es nuestra única madre?



© 2008 Montxo.

¡¿Soy un «nerd»?! II

Luego de la gratuita agresión de Elfo llamándome «nerd» y despertando enojo casi imposible de controlar logré reducir el enfado lo suficiente como para preguntar:

–¿Tratas de insultarme?

–¡Oh, no! No trato de insultarte. –Me respondió hablando de soslayo–. ¡Te insulto para sacarte de tu presunción!

–Presunc... –ahora el deseo de ahorcarlo era insoportable. El esfuerzo por mantener mis dedos mentales en mis bolsillos mentales me dejo sin mente por un momento. Luego, recuperándome dije entre dientes apretados:

–¿Podrías elaborar el tema?, por favor.

–Ya lo ves... –contraatacó–. ¿Que es eso de ¿Podrías elaborar el tema, por favor? –movió su cabeza de izquierda a derecha realizando una aceptable imitación de mi voz mental–. ¿No puedes ser como una persona normal y decir: ¿Qué quieres decir?... Y todo eso acerca de la ópera puerta de los cielos... ¿A quién, ¡por las maderas de la puerta del infierno!, le agrada escuchar esas rugidoras señoras gordas diciendo cosas que nadie entiende y disfrazadas de valquirias en urgente necesidad de una dieta?

–Ahora escucha, –le dije en una voz muy baja, estaba al borde de perderme en un laberinto de actos macabros con relación a la cabeza y el cuerpo de esta pervertida criatura.

–Escucha: hay palabras en el mundo y están para ser usadas, es nuestro deber conocerlas y usarlas para hacer nuestro vocabulario algo mejor que ese cúmulo de doscientas palabras y dos mil epítetos que empleamos usualmente... y ¡¡¡NO HAY RUGIDORAS SEÑORAS GORDAS EN NINGÚN LUGAR, PEDAZO DE CAMISETA AGUJEREADA Y SIN FORMA!!!

De nuevo estaba perdiendo los estribos, como ahora mismo... Mejor dejo un poco para calmarme.

(continuará)



© 2008 Montxo.

Correlativo

–El infierno no existe. –dijo el agnóstico.
–Entonces, ¿para qué existe el dolor? –replicó el filósofo.



© 2008 Montxo.

¡¿Soy un «nerd»?!

–¡Eres un «nerd»!

Elfo estaba cuidadosamente editando algunos de mis viejos pensamientos para transformarlos en, según él, ideas más inteligentes cuando se volvió de pronto y escupió esas palabras a mi atónita persona. Extraño en él usar palabras «prestadas» de otra lengua pero probablemente no encontró en mi archivo mental una traducción que le satisficiera.

–¿Qué? –pregunté tontamente.

–¡Ya me oíste! –contestó sin piedad.

Comencé a sentir el usual escozor en los dedos de las manos que aparece cuando siento deseos de estrujar su escuálido cuello pero controlándome le pregunté:

–¿Por qué piensas que soy un «nerd»? –tuve que usar la misma palabreja–. No encontré nada que explicara en una sola palabra a alguien tan antisociable, egoísta e imbuido en sus propios quehaceres sin compartir nada bajo la excusa de que el resto del mundo no entiende su modo de ser sin considerar que lo que más lo define es su inseguridad... pero divago dentro de la divagación.

Dejando caer un trozo de idea algo deteriorado me respondió:

–No, no pienso que seas un «nerd», ¡lo eres sin que yo lo piense!– replicó pisoteando los restos de la idea caída destruyéndolos completamente.

–¡Estás destruyendo propiedad privada! –grité airadamente–. Luego me contuve para no abrir otro frente de lucha así que proseguí:

–¡Bien! ¿Porqué soy un «nerd» aún cuando tú no lo pienses?

–Mira, es fácil –prosiguió asumiendo indiferencia–, te agrada la música antigua, leer... ¡leer!, ¡de entre todas las cosas más aburridas en el mundo! ¡Y escribir cosas acerca de temas que a nadie interesan ya como ese galimatías acerca del amor y el romanticismo! ¡Dónde, en todo el planeta, puedes encontrar una persona romántica hoy día. Además estás fuera de caracterización tratando de parecer un romántico.

Comencé a sentir una ira sorda que llenaba mis percepciones y me llevaba a una acción violenta... al sólo recordar el intercambio me sucede lo mismo otra vez ahora... Mejor dejo por un momento hasta calmarme y prosigo con nuestra conversación.

(continuará)



© 2008 Montxo.

Erotismo Divino

La belleza está en el ojo del observador. ¿Podríamos imaginar el ojo de Zeus al contemplar a Alcmena?



© 2008 Montxo.

Aria




Como parte del mismo silencio inicial y sin solución de continuidad los suaves acordes musicales que provienen del pozo de la orquesta comienzan a llenar los espacios del silencio y la expectativa trae aparejada un ansia imposible de colmar.


Beniamino susurra las primeras palabras de “E lucevan le stelle”: el tenue caminar de Floria sobre la arena, el crudo rechinar del portillo del huerto, la insoportable espera del encuentro y el febril movimiento de las manos de Mario retirando los velos que ocultan la gentil figura, todo, todo vaticina la presencia del AMOR


Ese perfume, ese hálito intangible que convierte la sangre en ríos de lava ardiente y enciende los rescoldos ígneos del corazón fundiendo dos pasiones en una cumbre extática y arrastrando tras ella a la audiencia en una vicaria mística de placer, delectación y pertenencia. Allí estamos inermes ante la apoteosis de este sentimiento que nos aniquila y nos da vida, dejándonos exhaustos, consumidos por una experiencia que anhelamos repetir.

Beniamino Gigli nos describe con la pluma de su arte el ansiado momento de amor cuando la fatalidad hace imposible que disfrutemos de él. "E lucevan le stelle" aria de la ópera "Tosca" compuesta por Puccinni y escrita por Luigi Illica.



© 2008 Montxo.

Inexperiencia

–¿Funciona? –preguntó Dos.
–No lo sé –respondió Uno.
Dos extendió la mano y tocó un cable rojo.
–Quizá –dijo–, es el detona...
¡BOOOOM!



© 2008 Montxo.

¡¿Qué?! ¡¿Afuera?!

...El silencio en mi mente me despertó.

¿Estoy dormido todavía?, me pregunté, luego vi la luz del día filtrándose por las ventana y escuché los acostumbrados sonidos de la casa, pero...

... en mi mente: SILENCIO. Una quietud aterradora, ni siquiera una sola nota de «Vesti la giubba» o «E lucevan le stelle» en la tembleque voz de Elfo.

Luego de tanto tiempo con él viviendo allí adentro me acostumbré a toda la conmoción que produce este incontrolable bribón y la inesperada calma me turbaba profundamente.

Comencé a recorrer mi mente mirando debajo de algunas nociones desparramadas por el suelo, en los archivos y carpetas con creciente alarma, llegué a perturbar algunas ideas, arregladas alfabéticamente y con una pequeña etiqueta que rezaba:«psueamm» (para ser usadas en algún momento mañana), resultado del trabajo de Elfo, de su concepto del orden y del tiempo, ¿quién lo entiende?, pero ni señas de él.

Junté todas mis fuerzas y grite silenciosamente con mi voz mental: ¡EEEEELFO! estaba frenético y desesperado. El ruido que hacía yo mismo casi me hace perder el pequeño sonido que me llegaba desde muy lejos: ¡veeeeeennngooooo!.

¿Qué era eso? ¿vengo? pero ¿de donde viene? Mi mente está cercada por sólidas paredes, como todas las otras mentes en el mundo, no puede ser que Elfo estuviera viniendo, debiera estar «adentro»... y yo estaba razonablemente seguro que no estaba dentro de mi mente, creo.

Tengo que reconocer que es una mente algo desordenada (producto de la acción de Elfo, no mía) pero yo ya había patrullado todos los lugares posibles de pared a pared varias veces y no pude ubicar al desgraciado duende. Y pensándolo bien, ¿cómo ingresó a mi mente? ¿Ya venía puesto? Está allí desde que tengo memoria. Siempre asumí que había nacido allí junto conmigo. Me encontraba totalmente confundido.

Unos segundos después, la pequeña voz, esta vez un poco más fuerte: ¡veenNNGO! y allá, desde un oscuro receso de la pared más lejana aparece la pequeña figura de mi Némesis.

–Tú –tartamudeé–, tú, ¡pedazo de una pequeña bestia deslucida y contrahecha! –A veces suelo ser muy creativo en mis insultos. –¿Donde te escondías? ¿Cómo te puedes esconder dentro de mi mente? ¡Revisé toda el condenado lugar de arriba a abajo y te movías tan rápido que no pude encontrarte!

–Tranquilo, incoherente –me dijo–, si sigues así te va a dar un ataque.

–Quiero hacer un nudo marinero con tu esmirriado cuello.

–Vamos, hombre –contraatacó–, ¿qué te hace pensar que soy de tu propiedad? ¡Puedo hacer lo que quiera y no le tiene que importar a ningún nadie! –sonaba muy enojado y cuando se enoja se olvida de la gramática, si es que alguna vez aprendió alguna.

Tuve que reconocer que tenía razón, mi enojo provenía del temor que me daba la certeza de que me había abandonado. ¿Pueden creer eso? Me agrada el pequeño engendro y no concibo la vida sin él.

–Bueno, bueno –le contesté dejando escapar vapor–. Pero ¿dónde te habías escondido?

–No estaba escondido...

–¿Cómo puede ser?

–No debería decirte esto pero la verdad es que el que no puede abandonar su mente eres tú. Yo puedo salir e ir a visitar a mis primos que viven en otras mentes o salir al Universo y compartir mi tiempo con otra... bueno, digamos, gente.

–¡Me estás tomando el pelo!

–¡¡No, no es así!!
Se dio vuelta y asiendo la idea más grande que encontró a mano envolvió su pequeña figura dejándome solo y totalmente confundido.

Dijo que estuvo «afuera». ¡¡¿Afuera?!! ¿Es esto posible...?



© 2008 Montxo.

El electrón accidental

Elfo se sentó cómodamente entre dos de mis mejores pensamientos. Desde que lo encontré viviendo en mi mente siempre usa los mejores sitios para ubicarse.
–Bien –dijo–. Adelante y cuéntame acerca del electrón accidental.
Casi le apunto a su error diciendo: –¿De modo que no sabes nada acerca de ello? –pero sabiendo que encontraría una respuesta para corregir el error, decidí seguir adelante, ordené mis pensamientos, esquivé su cuerpo, tomé el pensamiento de la izquierda y arranqué:
–En el comienzo...
–Eso suena bíblico –me indicó el duende.
–¡Deja de interrumpirme! –le grité.
Desplegó sus manos en un gesto conciliador y apaciguó mis axones.
–Bien –continué–. En el comienzo la Tierra era una sopa primitiva, magma y lava hirviendo en una masa única de fuego. Pavorosas tormentas rugían desde el brumoso cielo acompañadas de furiosos relámpagos y sonoros truenos. En este lugar infernal bajo una presión atmosférica indescriptible unas pocas partículas encontraron la manera de aproximarse y unirse creando un plasma que flotaba sin rumbo sobre la sopa y manipulado por poderosas fuerzas que interactuaban con él.
Era una pieza separada de la sopa pero nada más, la diferencia era estructural, una forma sin mente en un medio sin discernimiento.
Y entonces...
–¡¿Qué, qué?! –gritó el irrefrenable gnomo.
–Entonces, un increíble rayo perforó la cargada atmósfera del planeta haciendo estragos en el tenue tejido de gases que formaban el espacio entre la roca derretida y el pesado firmamento. La descarga de inmensa energía cuántica se produjo totalmente sobre el pequeño plasma que fue desperdigado por un electrón que accidentalmente se desprendió de la ígnea masa que descendía arrollándolo todo a su paso.
La fuerza de reacción retrajo el conglomerado plasmático nuevamente a su forma inicial pero esta vez rodeándola con un nuevo y calificado medio ambiente desconocido hasta es momento. En este nuevo entorno y como efecto directo del inconcebible monto de energía descargado unido a las caóticas características del planeta, este electrón casual pudo crear un espeluznante y maravilloso nuevo ser.
Ahora existía el mismo medio irracional de roca derretida pero flotando solitaria en esa atroz superficie planetaria había una nueva VIDA preparada para ascender la escalera de la evolución.
Elfo estaba aturdido.
Era la primera vez que lo veía quedarse sin palabras, no podía encontrar una expresión para demostrar que sabía lo que yo estaba diciendo o peor aún, inventar un comentario colorido para hacerme sentir que sabía todo esto.
–Pero, pero –balbució–. Luego de un terrible esfuerzo pudo farfullar la primera cosa que le vino a la mente, si es que tiene una.
–Pero, ¿donde estaba Dios.
–¿Dios? –pregunté.
–No lo sé –respondí y agregué honestamente confundido. –¡Quizá Él arrojó el rayo!



© 2008 Montxo.

Vorágine

El día que Jorge Luis descubrió la tautología se desencadenó un tornado en la Literatura.



© 2008 Montxo.

Elfo y yo

Me dije en voz alta:
–Existe la teoría acerca del «electrón casual» o para decirlo más científicamente del «electrón accidental».
Elfo que habita mi mente se mostró anonadado, lo que es una ocurrencia muy poco común dado que siempre parece saber todo de todo. Tratando de ganar asidero antes que se sobrepusiera, continué:
–¿Has oído acerca de eso?
Aunque era evidente que no sabía de qué estaba hablando se recompuso rápidamente y dijo:
–¡No es importante!
Me sentí molesto, ¿es que nunca reconocerá que no sabe algo?
–Bien, –le desafié –entonces no vale la pena conversar sobre el tema.
No recibí respuesta.
–Sin embargo es un tema interesante, –proseguí tratando de quebrar su resistencia.
Silencio.
–¡Malhadado enano! –pensé muy quedo. A veces es difícil hablar conmigo sin su intervención. No quería que me escuche.
–¿Estás allí? me dí por vencido al fin. –¿Por qué el silencio?
–Estoy meditando, –me dijo.
Meditando, meditando, donde, por la madera de la puerta principal de acceso al Infierno, encuentra estas palabras. ¿Qué tiene en contra de «pensando». ¿No es lo mismo? Bien, pero apuesto a que no conoce la diferencia tampoco.
–¿Acerca de...? –pregunté, como siempre estaba poniéndome los nervios de punta.
–La teoría del electrón accidental. –Dicho así como al pasar.
–Dime lo que sabes de ella. –«Te agarré» pensé.
–No, me respondió, –es mejor que tú lo cuentes, de ese modo puedo hacer las correcciones pertinentes.
Así estamos, Nunca le puedo ganar. Me conoce mejor que yo mismo. A veces creo que conoce mis pensamientos antes de que los piense.
–Bien, –dije, –veamos, todo comenzó...
–Espera, –me interrumpió, y se acomodó confortablemente entre dos de mis ideas, hundiéndose en el lugar como si fuera un suave sillón.
–Cierra aquí y comienza de nuevo. –dijo satisfecho.
Así lo hago...



© 2008 Montxo.

Mundos

Trepé al castaño y observé sin pestañear la tela de araña adornada con pequeños abalorios de transparente rocío llenos de cambiante luz iridiscente, unos metros por debajo, un diminuto pinzón se despachaba con un reclamo nuevo.

El aroma de la arboleda llenaba los resquicios del espacio a mi alrededor y la rugosa corteza diseñaba variados dibujos en mi piel. Introduje una minúscula hoja en mi boca y paladeé el distinto e intrínseco sabor.

En pocos minutos disfruté de cinco universos que se me presentaron como infinitos para mis primeros seis años de vida...


© 2008 Montxo.

Balance ideal

Todas las mañanas al levantarte acércate al espejo y dite:
«Soy el mejor, el único, no hay otro como yo»
Si logras sostener tu mirada por 15 segundos sin prorrumpir en carcajadas, tu autoestima goza de buena salud. Si no lo logras, tu humor es perfecto.



© 2008 Montxo.

Friday, February 29, 2008

El ocaso de los dioses

Balder es la luz, la pureza y la inocencia, nadie como él para iluminar el palacio de los dioses.


Su madre Frigg, esposa de Odín, se estremece entre sueños recurrentes sobre la muerte de su maravilloso hijo. Es el único espanto que ensombrece el amor que humanos y dioses profesan por este gentil y joven dios.


Decidida a encontrar resguardo para esa premonición Frigg recorre cielos y tierra haciendo prometer a todos y cada uno de los seres vivos, ya sean animales o vegetales y los seres inermes como las piedras y el hierro que jamás le harán daño a su hijo. Todos prometen, todos aman a Balder.


Al llegar de vuelta a Valhalla con su carga de promesas, los dioses deciden realizar una fiesta para celebrar tan buena noticia.


Loki no está feliz, su alma roída por los celos no puede evitar el odio hacia Balder, todos lo aprecian, todos lo adoran. Su enemistad aumenta proporcionalmente al ardor que el joven despierta entre sus admiradores.


Envuelto en las acerbas hieles de su abominación Loki se aproxima a la inadvertida Frigg y le pregunta fingiendo preocupación:


- Dulce madre ¿estáis segura que todos prometen no dañar a Balder?


Alegre por haber conseguido la tranquilidad ella contesta:


Sí, gentil Loki, todos, excepto la pequeña mandrágora, pero ella no cuenta porque no ha llegado aún a la madurez y su promesa no es válida.


Ocultando una torva sonrisa Loki se retira y vuela en busca de la mandrágora.


Mientras tanto en los jardines los dioses se entretienen arrojando dardos y lanzas hechas de diferentes materiales contra Balder para ver como caen inofensivas a sus pies. Hodder, el ciego hermano de Balder es el más entusiasta protagonista de estas pruebas, le agrada sentir el aura de inmortalidad en su hermano.


Loki vuelve con una lanza hecha con madera de mandrágora y no le cuesta convencer a Hodder que la lance contra Balder. La lanza penetra el pecho del dios y lo mata.


La desazón envuelve a palacio. Los dioses se ven enfrentados a las ominosas predicciones del final, allí comienzan los tres inviernos plenos de nieve y frío sin otra estación intermedia. Loki aprovecha para preparar su ejército, el ocaso de los dioses se acerca, Ragnarok, la batalla final es un hecho.


Versión libre de un mito escandinavo.




© 2008 Montxo.

Interrogante



¿Que hay detrás de una sonrisa?



© 2008 Montxo.

Elfo






Estaba allí, en mi mente, desde que abrí los ojos al mundo.
Era una presencia silente y escueta.
No entendí su razón de ser hasta que llegó el momento oportuno, entonces, abrió su boca y lo lamenté de por vida.
–Soy Elfo –me dijo.
–¿Quién? –contesté con poca originalidad.
–Mi función es indicar tus errores éticos, morales y generales.
–Tu función es ind… –balbucí. Mi confusión iba en aumento.
–Ya verás –me dijo arrellanándose cómodamente en una de mis ideas más lúcida, que no las hay muchas, –nos llevaremos bien…

Así entró en mi vida, de la mano de Acrisa Laughing Wolf playing "Elf Mystery" de su álbum "The Calling of the Elves".


© 2007 Montxo.

Poesía




Llueve o mejor dicho, es un cernidillo, hace horas que los tenues pinceles de agua dibujan un suave diseño húmedo y brillante sobre el césped del patio.

Degusta largamente la soledad.
No, no se siente solitario.

El peso de las nubes que ocultan la corola radiante del sol lo apesadumbra, pero no, tampoco está triste. Es como si un edredón de melancolía acogiera su espíritu deshilachado y hueco.

¿Cómo llamar a esta sensación?
Es un dulce dolor, una quieta realidad que aturde la mente.

Hay un medio de quebrar este imbricado de contraposiciones.

Busca en la biblioteca, allí a la izquierda sobre el estante pequeño y bajo la etiqueta Poemas-Ficción encuentra un ya ajado opúsculo: Israfel.

Fresca y estimulante brisa.

Adiós al peso de las nubes, adiós al edredón de melancolía. En alas del ángel cuyo corazón sensible resuena como el encordado de un laúd, surcando el cielo envuelto en la más dulce voz de entre las criaturas creadas vuelven la alegría, el solaz y el contento.

Nos acompaña Vivaldi y el segundo movimiento de "Invierno" de sus "Cuatro Estaciones"
interpretado por la Apollo's Fire Baroque Orchestra - Cynthia Roberts, violín solista.


© 2008 Montxo.

Ego Sum




En algún lugar recóndito me encontraba acurrucado.
De pronto comenzó…
No podía negarme a aceptar la compulsión de enfrentarme a todo, sin reservas.
Pero no era fácil.
¿Temía?
Pues sí, ¿que otra cosa podía ser ese temblor interior?
Observé la luminosidad exterior y decidí arrostrarla.
Allí estaba, eso que llamaba «yo», envuelto en vapores de pánico, casi sordo por los aullidos del eco de mis pensamientos, enfrentando a «nada».
¡Locura de ser!
¡Maravilla de pertenecer!
¡Estoy vivo! ¡He nacido!

El marcado rítmico de un corazón dentro de "Intimate moments" por Knife.


© 2008 Montxo.

Lejos en el mar...







Por un tiempo lo llamamos hogar...

El mar, el mar... aromas salobres, abundante en vida silvestre, visión infinita hasta la ilusión del horizonte.

Ciento treinta y cuatro kilómetros mar afuera y la soledad hacen que las tareas diarias sean importantes.

Una babel de portugués, indonesio, chino, thai, un poco de alemán, una pizca de español y varios sabores del inglés hacen de este espacio un guisado de las Naciones Unidas sin representantes y cuando todo eso falla nos quedan, el caleidoscopio del pidgin y en última instancia la presencia de los molinos de vientos del lenguaje por señas.

Para condimentar este guisado, de tiempo en tiempo, el padre Poseidón, como si quisiera saber que cosa hacen estos bípedos extraños sobre la pequeña plataforma perdida en el inmenso océano, levanta altas olas, le pide al primo Éolo que haga rugir fuertes vendavales y al hermano Zeus que envíe fuertes ramalazos de lluvias y relámpagos para limpiar la atmósfera y ver mejor. Pavoroso y aterrador espectáculo, aquellos que no trabajamos sobre la cubierta corremos despavoridos a escondernos en las acogedoras entrañas de la plataforma.

Estas ocurrencias sólo eran amonestaciones llenas de testosterona de los dioses pero cuando la dulce Selene elegía erguirse por sobre el mar calmo, llena de luz y majestad, ocupando con su globo la tercera parte del cielo, corría la voz como reguero: ¡la Luna!, ¡la Luna!...

Y era un llamado de la diosa, todos a cubierta a venerar la sacra vista de la Casta Diva en todo su esplendor.

Muchas veces me pregunté, por qué hombres rudos, duros en un trabajo exigente y difícil se perdían en la hipnótica mística de una luna llena sobre el mar calmo como si fueran un grupo de poetas poseedores de un alma sensible...

Pero quizá... lo éramos y la teníamos.

Westlife interpreta "Beyond the Sea".


© 2008 Montxo.

Leyenda del ceibo








El conquistador marcha con paso firme sobre el litoral. Ya casi no queda defensa en la diezmada tribu. Los guerreros se apretujan al cuerpo sin vida del último cacique. ¿Qué harán? ¿Quién puede tomar el mando?

Desde el fondo del bosque surge una pequeña figura, una niña casi, Anahí, con rictus de dolor se acerca al inerme cuerpo de su padre, le hacen lugar, se arrodilla y colocando una flor sobre el pecho del difunto recita: ¡Tu muerte no quedará impune, padre! Los hombres se inquietan, ¿cómo?, ¿qué promesa puede hacer esta pequeña mujer? pero ella levanta su figura y con el brazo en alto grita: ¡Venganza! Los hombres se sienten arrastrados por esa fuerza, ¡ya verá el invasor! Y el empuje de la casi niña hace temblar al extranjero, el arrojo y la valentía son compañeros inseparables de nuestra heroína.

Las fuerzas invasoras son poderosas, al final logran apresar a la pequeña y en una muestra de crueldad para dar escarmiento se decide arrojarla a la hoguera. Un árbol pobre de hojas y sin brillo sirve de estaca. La noche observa impasible el atroz tormento y el alba asombrada vio al fuego y al pobre cuerpo femenil convertirse un una roja corola que al cubrir la copa del árbol lo transforma para siempre en el recuerdo de un alma valiente al ver erguirse sobre la tierra un ceibo en flor.



Versión libre de una narración de Antología de Leyendas Sudamericanas.

Un dulce recuerdo en la hermosa voz de Amambay Cardozo Ocampo para "Anahí" de Osvaldo Sosa Cordero.



© 2008 Montxo.

¡Es mío!



¡Me pertenece!, me digo con tozudez.
No quiero perderlo.
Pero no es posible detenerlo.
Su existencia es pura energía,
se disuelve en mi interior
para volver en una bruma coalescente
Quiere ver la luz, lo merece…
No por sus cualidades sino tan sólo por ser.
Lo aferro con tenacidad pero ya es tarde, aquí está:
Es mi microcuento.

Dar a luz es un hecho misterioso y magnífico de pertenencia y lbertad como lo cuenta U2 en éste, su "Magnificent".

© 2008 Montxo.

La Opera, puerta a los cielos.




Donde Euterpe es reina indiscutida y conduce a un inmaculado éxtasis al darle un significado totalmente nuevo a la última línea de Tosca:

[O Scarpia] Avanti a Dio!

Sí, dejar que la música esparza sus encantos dentro de nuestro corazón es una manera de estar en presencia de Dios.


"Frente a Dios" grita Tosca al saltar del parapeto y desafiar a Scarpia a buscar juticia frente al máximo tribunal. El final de la ópera "Tosca" es estremecedor.

© 2008 Montxo.